El Tesoro de El Carambolo es un conjunto de varias piezas de oro y cerámica que
primitivamente se creyeron de origen tartésico. Recientes investigaciones lo
consideran el ajuar propio de animales que eran sacrificados en templos de
origen fenicio.
Fueron encontradas en el cerro de El Carambolo
en el municipio de Camas, a tres kilómetros de Sevilla, en unos pequeños
cerros (carambolos) que se elevan casi a un centenar de metros sobre el río
Guadalquivir.
El 30 de
septiembre de 1958
se encontró el tesoro, siempre se creyó que era una leyenda que allí existiera
un tesoro, en primer lugar un brazalete que era de oro de 24 quilates y con un
incalculable valor arqueológico. Más tarde se encontraron con un recipiente de
barro cocido que contenía otras piezas. Al principio se creían que eran imitaciones
de joyas antiguas, de latón o cobre.
El tesoro
está formado, en total, por 21 piezas de oro de 24 quilates, con un peso de
2.950 gramos. Son joyas profusamente decoradas, con un estado satisfactorio de
conservación, salvo algunas que se estropearon durante el hallazgo.
Por los
investigadores, se estableció que las piezas pertenecían entre los siglos VIII
y III antes de Cristo.
Este
tesoro se encuentra en una caja fuerte
de un banco, y se pueden observar imitaciones del mismo en el Museo Arqueológico
y Ayuntamiento de Sevilla.
Se han
encontrado piedras preciosas en el tesoro, como turquesas.
La razón conjunto se cree que se tratase de
adornos para algún animal que los fenicios sacrificasen a un dios suyo, dejando
la joyería en una fosa. Otros investigadores creen que las joyas pertenecieron
a algún rey o soberano fenicio.
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