lunes, 11 de mayo de 2015

THE EXTREME SLINCK.

Érase una vez, un gato, llamado Slick. A este gato, le gustaba mucho los deportes extremos. Un día, mientras hacía puenting, se encontró con su mejor amigo Fred, quien se encargaba de hacer masajes, tanto es así que a su madre le dio durante su gestación.

Slick era un gato legendario, un gato muy especial. Desde chico sus padres apreciaron que era muy inteligente y lo que más le gustaba era la geología.

A Slick y a Fred les gustaba el riesgo, viajar a países llenos de magia. En estos países, como en la India, su refugio eran pequeñas cabañas desde donde salían todas las mañanas a practicar sus deportes más arriesgados: puenting, parapente, montañismo.

Tenían mucha fe y la religión estaba siempre presente en sus vidas. Un día al amanecer decidieron coger sus utensilios y aligerar para llegar pronto a la montaña. Querían corregir los fallos del día anterior.

Se montaron en el autobús y coincidieron con una pasajera que era relojera.

Le dije que íbamos a la montaña a practicar deportes de riesgo.
¡ Qué locura ! exclamó la pasajera.
Sería mejor que jugárais al ajedrez.
Cuando las amigas llegaron a la montaña, empezaron a escalar y llegaron con éxito a la cima.

                                                         

                                                                     

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